La justicia británica se encarga, una vez más, de acabar con la vida de un niño

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¿Recuerdan el caso del niño Charlie Gard? ¿Y el de Alfie Evans? Si recuerdan, en ambos casos asistimos, horrorizados, a la lucha de dos familias que intentaron luchar por agotar todas las posibilidades para intentar salvar la vida de sus hijos y en ambos casos se encontraron con la oposición frontal de los médicos y la justicia británica.

Es más, en el caso del pequeño Charlie se llegó incluso a impedir su traslado a Estados Unidos para ser tratado con una terapia experimental. El gobierno de Trump llegó incluso a conceder a Charlie la nacionalidad estadounidense para que pudiera ser tratado, pero se encontró con la imposibilidad de hacerlo debido a que los jueces ordenaron que fuera desconectado de sus soportes vitales.

Ahora nos encontramos con un nuevo caso, el del pequeño de 12 años Archie Battersbee. Archie permanece en coma en un hospital británico desde el pasado mes de abril, después de sufrir daños cerebrales tras ahorcarse por un reto de TikTok. A pesar de la lucha de sus padres por agotar todas las posibilidades para intentar recuperar a su hijo, la Justicia británica ha autorizado a los médicos del hospital de Londres en el que se encuentra ingresado para que le desconecten de todos los soportes vitales que le mantienen con vida ya que los sanitarios consideran que se encuentra en muerte cerebral.

Si bien los tratamientos debían haber finalizado el pasado lunes a las 14:00 horas, la familia ha presentado, como último recurso al Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que pidió el viernes al gobierno británico que “se abstenga de retirar a Archie de cualquier tratamiento para mantenerlo con vida”. mientras estudia el expediente.

El abogado de los padres, Edward Devereux, había considerado antes de la decisión que rechazar la solicitud de este comité de Naciones Unidas -cuya convención fue firmada y ratificada por el gobierno británico hace casi 15 años- constituía una “violación flagrante e inaceptable del derecho internacional”.

Pero el tratado “no forma parte del derecho del Reino Unido (…) y no es apropiado que este tribunal aplique un tratado internacional no incorporado (en la ley) en su toma de decisiones”, argumenta el juez.

Como verán, pasan los años y las cosas lejos de cambiar, van a peor. Volvemos a encontrarnos con nuevas consecuencias de una sociedad absolutamente deshumanizada, con unos médicos y unos jueces más preocupado por el gasto que el tratamiento pueda generar, que de su vida.