Josele Sánchez ha sido ya juzgado y absuelto

Este martes recibimos la triste noticia. El periodista Josele Sánchez fallecía a consecuencia de un fulminante cáncer de hígado que le fue diagnosticado hace unos pocos meses.

Exiliado en el extranjero desde que fue condenado a tres años de cárcel por su artículo “Yo no te creo”, que denunciaba la pantomima del mediático juicio de “La Manada”, la intensa y mezquina persecución a la que fue sometido por el sistema probablemente le llevaron a somatizar la enfermedad que le ha llevado a la muerte.

Audaz periodista, corresponsal de guerra en la Yugoslavia postcomunista, desmembrada por la OTAN, se convirtió en un acerado crítico de la corrupción sistémica del régimen surgido de la transición, que no le perdonó. Director de la Tribuna y de la Nueva Tribuna de España, destacó en la denuncia de la mafia política y judicial del caso “Bar España” de Benicarló, y en el pantomímico juicio de “La Manada”, ideado para satisfacer a los corifeos del poder. Estas fueron algunas de las piedras de toque que le llevaron por la calle de la amargura: detenciones, juicios y condenas. Aún tenía pendientes varios de ellos con peticiones de muchísimos años de cárcel. Se había convertido en un crítico peligroso del que había que deshacerse bajo capa de democrática justicia.

Para Josele Sánchez no ha habido indulto ni amnistía. Apasionado por la verdad, le había metido el dedo en el ojo al poder y había que hacérselo pagar al mayor precio posible, como venganza y aviso a navegantes. Sin embargo, Josele no ha caído en manos de la justicia humana, esa que te condena, aunque seas inocente y te amnistía o anula tu sentencia si le conviene.

Josele ha caído no en manos de los hombres, sino en las del buen Dios, que tiene misericordia. Recibió los sacramentos y entregó su alma al Creador como buen católico español. En el justo juicio divino ha encontrado a Jesucristo, el supremo abogado que, con su sangre derramada en la Cruz, habrá obtenido para nuestro amigo aquella absolución que la corrupta justicia humana siempre se negó a darle. Descanse en paz.