Déficit, deuda pública, huida de la inversión, paro, inflación… El Gobierno socialcomunista sume a la economía española en el caos

Roberto Centeno.- Si hubiera que definir en solo una frase el balance de las primeras semanas de gobierno de Pedro Sánchez, esta sería sin duda caos, sectarismo e ignorancia a todos los niveles. En lo económico, el desconocimiento de la realidad y de los mecanismos más elementales de fiscalidad, crecimiento y empleo resulta asombroso.

“Hay que incrementar el gasto” en el país que más desastrosamente gestiona lo público de toda Europa, que despilfarra anualmente el 9% del PIB sin control alguno. Una “política económica responsable no puede recortar gasto y bajar impuestos”, ¡alucinante! Vamos a un desastre a la griega en forma acelerada.

El Gobierno ha empezado enchufando a millares de amigos sin conocimiento alguno para los cargos y con sueldos de escándalo —con nóminas de hasta 546.000 euros, coches oficiales, visas oro, etc.—, y muchos miles más sumando los enchufados que traen consigo; ha iniciado programas de despilfarro público inexistentes en el resto del mundo, como la sanidad universal y el turismo sanitario, financiando todo ello con un incremento brutal de deuda, comprada casi toda por un BCE que ya ha dejado de hacerlo, sin que nadie piense ni sepa cómo van a financiar más de 200.000 millones en vencimientos y deuda.

El Gobierno ha sido incapaz de coger las riendas de una economía que acumula la mayor deuda pública de su historia, solo plantea en forma totalmente caótica el mayor hachazo fiscal de la historia (cinco veces el de Rajoy), cuyas primeras consecuencias están a la vista: destrucción récord de empleo y afiliación a la Seguridad Social en enero, la mayor desde 2013 y que no es coyuntural sino el comienzo de una nueva crisis. Los inversores han sacado ya más de 60.000 millones, y no debido a las crisis externas que afectan a muy pocos, sino al temor suscitado por un Gobierno caótico, donde la descoordinación es total y el sectarismo, absoluto. Algo que, a pesar de las purgas estalinistas de los comunistas bolivarianos en TVE, RNE y EFE, no podrán ocultar mucho tiempo.

El informe de coyuntura del Ministerio de Economía cuantifica la grave desaceleración de la economía (caída de ventas minoristas, desplome del turismo, caída de expectativas y de indicadores adelantados). El déficit comercial se ha disparado y la tasa de inflación se acelera. Pero esto no es todo, el más importante indicador adelantado, el PMI del sector servicios, que representan los dos tercios del PIB, se ha desacelerado al nivel mas bajo en casi dos años, los nuevos pedidos siguen cayendo y el sentimiento empresarial se ha desplomado a su mínimo de hace cinco años.

En cuanto al déficit, dada la orgía de gasto iniciada por Sánchez y su nuevo ministro de Economía, Iglesias, superará el 3%. El problema es que estos irresponsables, cuya ignorancia supera su sectarismo, opinan que el déficit no solo no es ningún problema y que lo que hay que hacer es tener más déficit, porque socialistas y podemitas comparten la increíble patraña de que “un país no puede quebrar”, cuando solo desde 1975 han quebrado 20 países, y nueve desde el año 2000, dejando una secuela de hambre, miseria y dolor humano casi inimaginable. Solo en Grecia, las pensiones se han reducido en un 40% (frente a las subidas prometidas por Txipras), los salarios públicos en un 38% y más de un 40% de los griegos vive por debajo del umbral de la pobreza.

Demagogia, incompetencia y sectarismo ciego como no se conocían desde que Zapatero nombró a un equipo ministerial que asombraría a Europa porque el que más parecía sacado de una escombrera. Cada ministro/a va completamente a su aire, sin nadie que coordine nada, en función de sus caprichos y de su filosofía ‘progre’, ya que casi nadie tiene el menor conocimiento sobre las responsabilidades a su cargo. Pero lo malo de verdad empezará en 2020. Con la mayor deuda pública de su historia, casi 1,7 billones de euros o el 143% del PIB, con un crecimiento que no superará el 1% y teniendo que emitir deuda por más del 20% del PIB sin el BCE para comprar, vamos a la senda griega de la suspensión de pagos.

Luego tenemos los dos otros grandes desastres: inmigración y Cataluña. Es un hecho que Sánchez ni cree en España, la unidad nacional más antigua de Europa, ni tiene proyecto alguno de nación. Es también un hecho que ha puesto en marcha junto con Podemos una política radicalmente anticatólica, felicita por el Ramadán a los musulmanes, a quienes alaba continuamente, pero jamás a los católicos que son, al menos culturalmente, la inmensa mayoría de la población española, lo que es un insulto que ningún presidente, y menos si no ha sido democráticamente elegido, jamás infligiría a su pueblo. Y en la educación se denigran los valores cristianos mientras se ensalza el islam.

Su deseo de destruir la gran cruz del Valle de los Caídos, el más grandioso monumento construido en Europa en todo el siglo XX, se inscribe dentro de esta política de descristianización. Desde su llegada al poder, ha convertido España en líder europeo en descontrol de fronteras. La entrada de inmigrantes por el Mediterráneo se ha doblado.

Finalmente, el tema catalán ha empeorado exponencialmente. En el momento cero, Sánchez pasó del 155 a afirmar que “Cataluña es una nación”, algo que no ha sido jamás en toda su historia. Y a partir de ahí las cesiones y la humillaciones se han multiplicado como nunca antes. En ningún país democrático existe el derecho a decidir, excepto Escocia y Quebec, porque así se pactó expresamente en la Constitución. Pero lo que ya es absolutamente demencial es que un jefe de Gobierno no solo permita vulnerar impunemente la legalidad y la Constitución, sino además se ponga del lado de los que incumplen, y, lo que es infinitamente peor, en contra de los jueces que la defienden. Según Ron Aledo, oficial de la U.S. Army ex consultor de la CIA, “esto no ha sucedido jamás en democracia, donde sería un caso de alta traición”.

Con la ley y la fuerza de su lado, es inconcebible que el Gobierno y el Rey no planten cara a una organización criminal de racistas supremacistas, y pongan en sus manos el futuro de España.