Una mirada perspicaz al gobierno español actual podría develar una pregunta inocente como “¿No estaban votando ya?” pero en Occidente estamos muy ocupados combatiendo las injusticias como para detenernos a pensar dos veces las cosas. Después de todo, pararse a pensar es parar el progreso, y el progreso es imparable.
El Mundo:
Bueno, algún allegado de la persona tarada podría asesorarla para facili—
Ya era hora.
España muestra una dedicación ejemplar al Progreso, pero se queda corta.
¿Por qué poner una barrera de edad?
¿Quién dijo que los 18 años son parámetro de algo?
La edad es solo un número.
Limitar la voz de los más pequeños es un acto opresivo. Es negarles un derecho innato aprovechandose de su pequeño tamaño, de la misma manera que las mujeres son oprimidas por el Colectivo Masculino que aprovecha la diferencia de tamaño para imponer su voluntad a costa del bienestar de La Sororidad.
Vivimos en una sociedad cada vez más cosmopolita, las personas ya no son ciudadanas de un país sino que son ciudadanas del mundo. La globalización nos conecta de una forma sin precedencia.
¿Por qué, entonces, sostener barreras artificiales que nos dividen?
Las fronteras son lineas arbitrarias, imaginarias, que no sirven para nada bueno. Mantenerlas es un gasto innecesario de dinero que podría ser mejor utilizado en cosas útiles para la humanidad, como la mejoría de las cirugías de cambio de genitales y la ciencia trans.
Donald Trump quiere gastar billones en un muro que solo generará más división, discriminación, y malestar social. ¿No sería mejor utilizar ese dinero para fines más productivos? Piensen en todos los negritos que podrían alimentar con ese dinero.
La búsqueda de Justicia Social no tiene que terminar ahí. No. Hay más desigualdades que corregir.
Entre ellas, el límite biológico impuesto a la votación.
¿Quién dice que una persona deja de ser persona al morir?
El derecho a votar es inherente a la persona, la persona no puede perderlo al morir, porque no deja de ser persona al morir. Solo pierde su cuerpo. No es para tanto. Vivimos en el Siglo Actual y estamos en el Año Actual, tenemos los conocimientos de las ciencias y la sabiduría ancestral de las Personas del Planeta Color para ayudarnos a comunicarnos con los muertos.
Bueno, con aquellos que ya no están en carne.
“Los muertos” es un término discriminador propio del vitacismo.
Aquellos que ya no están en carne vivieron en el país, colaboraron con el país, pagaron impuestos, votaron, e invirtieron tiempo, dinero, y esfuerzo en mejorarlo. Merecen que su derecho al voto siga respetándose.
El Estado debería contratar mediums, curanderos, brujos, y a cualquiera que pueda comunicarse con los muertos, para desarrollar un programa efectivo de Voto Sin Carne. Hasta que eso suceda, el voto debería poder transferirse momentáneamente a través del testamento, si se desea, o hacerse una constante al escribir las posiciones políticas para la posteridad.
Como todos sabemos, la democracía es lo más importante, y fortalecerla es imperativo. ¿Qué mejor forma de fortalecer a la democracía que volver a incorporar a todos aquellos que alguna vez participaron en ella pero que ya no están en carne?
Mientras más personas participen, mejor.
Esto nos lleva a otro punto importante…
Las vacas.
“¿Las vacas?”
No, no solo las vacas.
Los animales.
Todos los animales.
¿Por qué limitar los derechos humanos a humanos? ¿Quién dice que una persona tiene que tener cierto ADN para ser persona?
Eso es discriminar en base a la especie, lo cual es, a usos prácticos, igual al racismo.
El especismo es repudiable.
Los veganos tenían razón. Los animales no son comida, son tus amigos, son un voto en una urna.
No digo que no coman carne, eso sería una locura. Lo que digo es que dejen a la vaca elegir si quiere ser una hamburguesa o una diputada o senadora.
…o un árbol de navidad.
Íñigo Alli Quiere que los Retrasados Mentales Voten en España
:elrisas:
El Mundo:
Reunida en una sala del Congreso de los Diputados, sin periodistas ni cámaras, la mayoría de sus señorías de la ponencia de la comisión Constitucional ha abierto la puerta a la tan manoseada expresión “fiesta de la democracia”: las personas declaradas “incapaces” y las internadas en hospitales psiquiátricos con una sentencia que les prohíbe el sufragio tendrán derecho a votar.
Bueno, algún allegado de la persona tarada podría asesorarla para facili—
Sin embargo, el PP, que está de acuerdo en suprimir las dos excepciones de la actual ley, ha propuesto un borrador de otra redacción que insinúa la garantía de que la persona no sea manipulada: “Las personas con discapacidad que hayan sido objeto de resolución judicial en el marco de un expediente judicial de prestación de apoyos podrán ejercer su derecho de sufragio activo, consciente, libre y voluntariamente, cualquiera que sea su forma de comunicarlo y con los medios de apoyo que requiera”.
Íñigo Alli: “Se trata de reconocer un derecho que es inherente a la persona. Lo dicen la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas y varios estamentos tanto judiciales como de derecho humanitario. Tú naces persona y tienes ese derecho a votar a partir de los 18 años, que es la única condición. Entre la capacidad de discernimiento y el derecho, optamos por el derecho. Además, la discapacidad no es consustancial a la persona, es circunstancial”.
Ya era hora.
España muestra una dedicación ejemplar al Progreso, pero se queda corta.
¿Por qué poner una barrera de edad?
¿Quién dijo que los 18 años son parámetro de algo?
La edad es solo un número.
Limitar la voz de los más pequeños es un acto opresivo. Es negarles un derecho innato aprovechandose de su pequeño tamaño, de la misma manera que las mujeres son oprimidas por el Colectivo Masculino que aprovecha la diferencia de tamaño para imponer su voluntad a costa del bienestar de La Sororidad.
Vivimos en una sociedad cada vez más cosmopolita, las personas ya no son ciudadanas de un país sino que son ciudadanas del mundo. La globalización nos conecta de una forma sin precedencia.
¿Por qué, entonces, sostener barreras artificiales que nos dividen?
Las fronteras son lineas arbitrarias, imaginarias, que no sirven para nada bueno. Mantenerlas es un gasto innecesario de dinero que podría ser mejor utilizado en cosas útiles para la humanidad, como la mejoría de las cirugías de cambio de genitales y la ciencia trans.
Donald Trump quiere gastar billones en un muro que solo generará más división, discriminación, y malestar social. ¿No sería mejor utilizar ese dinero para fines más productivos? Piensen en todos los negritos que podrían alimentar con ese dinero.
La búsqueda de Justicia Social no tiene que terminar ahí. No. Hay más desigualdades que corregir.
Entre ellas, el límite biológico impuesto a la votación.
¿Quién dice que una persona deja de ser persona al morir?
El derecho a votar es inherente a la persona, la persona no puede perderlo al morir, porque no deja de ser persona al morir. Solo pierde su cuerpo. No es para tanto. Vivimos en el Siglo Actual y estamos en el Año Actual, tenemos los conocimientos de las ciencias y la sabiduría ancestral de las Personas del Planeta Color para ayudarnos a comunicarnos con los muertos.
Bueno, con aquellos que ya no están en carne.
“Los muertos” es un término discriminador propio del vitacismo.
Aquellos que ya no están en carne vivieron en el país, colaboraron con el país, pagaron impuestos, votaron, e invirtieron tiempo, dinero, y esfuerzo en mejorarlo. Merecen que su derecho al voto siga respetándose.
El Estado debería contratar mediums, curanderos, brujos, y a cualquiera que pueda comunicarse con los muertos, para desarrollar un programa efectivo de Voto Sin Carne. Hasta que eso suceda, el voto debería poder transferirse momentáneamente a través del testamento, si se desea, o hacerse una constante al escribir las posiciones políticas para la posteridad.
Como todos sabemos, la democracía es lo más importante, y fortalecerla es imperativo. ¿Qué mejor forma de fortalecer a la democracía que volver a incorporar a todos aquellos que alguna vez participaron en ella pero que ya no están en carne?
Mientras más personas participen, mejor.
Esto nos lleva a otro punto importante…
Las vacas.
“¿Las vacas?”
No, no solo las vacas.
Los animales.
Todos los animales.
¿Por qué limitar los derechos humanos a humanos? ¿Quién dice que una persona tiene que tener cierto ADN para ser persona?
Eso es discriminar en base a la especie, lo cual es, a usos prácticos, igual al racismo.
El especismo es repudiable.
Los veganos tenían razón. Los animales no son comida, son tus amigos, son un voto en una urna.
No digo que no coman carne, eso sería una locura. Lo que digo es que dejen a la vaca elegir si quiere ser una hamburguesa o una diputada o senadora.
…o un árbol de navidad.
Íñigo Alli Quiere que los Retrasados Mentales Voten en España
:elrisas: