Ana Julia Quezada intenta suicidarse en prisión

La asesina confesa del niño Gabriel Cruz, Ana Julia Quezada, intentó quitarse la vida el pasado 31 de diciembre, un incidente del que ha informado este viernes el programa Espejo Público de Antena 3.

Todo ocurrió a raíz de un grave altercado que protagonizó junto a otra reclusa en el centro penitenciario de Acebuche de Almería, donde Ana Julia Quezada está en prisión preventiva desde el pasado mes de marzo. Debido a esta pelea, en la que tuvieron que intervenir los funcionarios de la cárcel, Ana Julia fue enviada a aislamiento para protegerla.

Ha sido allí donde la asesina de Gabriel ha intentado suicidarse con una cuchilla desechable que obtuvo en prisión, pero los trabajadores lograron impedirlo. Tras estos hechos, Ana Julia fue atendida en la enfermería de prisión y, desde entonces, está siendo vigilada para evitar que el suceso se repita.

Según Espejo Público, desde que ingresó en esa cárcel la asesina del pequeño Gabriel se integró bien en prisión y tiene buena relación con el resto de presas. Al parecer, habría sido un problema menor que derivó en una discusión con otra reclusa lo que la llevó a aislamiento.

La abogada de Ana Julia, que ha reconocido en directo que la última vez que habló con ella fue en la semana de Navidad, desconocía el intento de suicidio por parte de su cliente. "Ella llama con frecuencia al despacho y no nos trasladó nada fuera de lo normal", ha asegurado la letrada.

Según su abogada, Ana Julia está "en régimen abierto y deseando que llegue el juicio, ella mantiene su versión de lo que pasó", ha concluido.

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La defensa de Ana Julia pide 3 años de cárcel por homicidio imprudente

La defensa de Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del niño de 8 años Gabriel Cruz, ha pedido para su cliente una pena de tres años de prisión por un delito de homicidio imprudente, o de diez años de cárcel en el caso de estimarse la comisión de un homicidio doloso.

En el escrito de defensa, al que ha tenido acceso Efe, los letrados reiteran su oposición a que sea un jurado el que juzgue a su patrocinada, «dado que la extraordinaria y desmedida repercusión mediática de los hechos privaría a cualquier ciudadano llamado a ser jurado de la imparcialidad y serenidad de ánimo requeridas». La Audiencia Provincial ya se ha pronunciado sobre este punto y ha ratificado que será un tribunal del jurado el que la enjuicie.

Los letrados relatan cómo el 27 de febrero del año pasado tras comer en casa de la abuela de Gabriel en Las Hortichuelas Bajas, en Níjar (Almería), le pidió tanto a ésta como al niño que la acompañasen a pintar una puerta en la finca del padre del menor en Rodalquilar, Níjar (Almería), porque «prefería no estar sola». Aseguran que la abuela prefirió quedarse en casa y el pequeño jugando con otros niños pero que cuando su cliente salió en coche se encontró con él y le dijo que estaba haciendo tiempo porque era «muy pronto» para ir a casa de sus primos, por lo que le propuso de nuevo que fuese con ella a Rodalquilar.

Mantienen que una vez en la finca Gabriel cogió un hacha para jugar y que Quezada le dijo que la soltase porque era peligroso y podía hacerse daño, añadiendo que en ese momento el niño «entró en la vivienda y le dijo que se callara, que siempre le estaba diciendo lo que tenía que hacer; que quería que su padre estuviera con su madre y no con ella, que era una negra fea; insultándole y negándose a entregarle el hacha». Sostienen que su cliente intentó quitarle el hacha y le tapó la boca «apretándola con la intención de que se callara» y que «tras breves momentos, éste ya no respiraba».

«Al darse cuenta de que ello, presa del pánico quedó bloqueada sin saber qué hacer e, incapaz de asumir las consecuencias de lo ocurrido, sacó el cuerpo de la casa, hizo un agujero y lo enterró a fin de ocultar el trágico resultado», añaden. Apostillan que «incapaz de afrontar lo acontecido y sin saber cómo explicarlo a su pareja, ante la desmedida repercusión mediática, continuó ocultando lo acontecido hasta su detención».

Así las cosas, los abogados de Quezada reclaman la pena citada por un homicidio imprudente en el que, según ellos, concurre, la atenuante analógica de confesión tardía de los hechos. Los letrados reclaman por último que Quezada declare junto a ellos tras la práctica del resto de pruebas.

 
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Ahora será culpa del niño blanco, machista y racista :roto2: La manipulación de los medios es increíble.