Poleolitico said:
Pues dale recuerdos, que hace mucho que no lo veo :risunis:
Porque esta en los cielos hermano...
Oremos con un salmo
Job 11
1 Sofar de Naamat tomó la palabra y dijo:
2 ¿No habrá respuesta para el charlatán? ¿por ser locuaz se va a tener
razón?
3 ¿Tu palabrería hará callar a los demás? ¿te mofarás sin que nadie te
confunda?
4 Tú has dicho: «Es pura mi conducta, a tus ojos soy irreprochable.»
5 ¡Ojalá Dios hablara, que abriera sus labios para responderte
6 y te revelara los arcanos de la Sabiduría que desconciertan toda
sagacidad! Sabrías entonces que Dios olvida aún parte de tu culpa.
7 ¿Pretendes alcanzar las honduras de Dios, llegar hasta la perfección
de Sadday?
8 Más alta es que los cielos: ¿qué harás tú? más honda que el seol:
¿qué puedes tú saber?
9 Más larga que la tierra su amplitud, y más ancha que el mar.
10 Si él interviene, encarcela y cita a juicio, ¿quién se lo impedirá?
11 Porque él conoce a los hombres de engaño, ve la iniquidad y
atiende a ella.
12 El insensato se hará cuerdo cuando un pollino de onagro nazca
hombre.
13 Pero si tú tu corazón arreglas y tiendes tus palmas hacia él,
14 si alejas la iniquidad que hay en tu mano y no dejas que more en
tus tiendas la injusticia,
15 entonces alzarás tu frente limpia, te sentirás firme y sin temor.
16 Dejarás tu infortunio en el olvido como agua pasada lo recordarás.
17 Y más radiante que el mediodía surgirá tu existencia, como la
mañana será la oscuridad.
18 Vivirás seguro porque habrá esperanza, aun después de confundido
te acostarás tranquilo.
19 Cuando descanses, nadie te turbará, y adularán muchos tu rostro.
20 Mas los ojos de los malvados languidecen, todo refugio les fracasa;
su esperanza es el último suspiro.
Job 12
1 Job tomó la palabra y dijo:
2 En verdad, vosotros sois el pueblo, con vosotros la Sabiduría morirá. 3 Yo también sé pensar como vosotros, no os cedo en nada: ¿a quién
se le ocultan esas cosas?
4 La irrisión de su amigo, eso soy yo, cuando grito hacia Dios para
obtener repuesta. ¡Irrisión es el justo perfecto!
5 «¡Al infortunio, el desprecio! - opinan los dichosos -; ¡un golpe más
a quien vacila!»
6 Mientras viven en paz las tiendas de los salteadores, en plena
seguridad los que irritan a Dios, los que meten a Dios en su puño!
7 Pero interroga a las bestias, que te instruyan, a las aves del cielo, que
te informen.
8 Te instruirán los reptiles de la tierra, te enseñarán los peces del mar.
9 Pues entre todos ellos, ¿quién ignora que la mano de Dios ha hecho
esto?
10 El, que tiene en su mano el alma de todo ser viviente y el soplo de
toda carne de hombre.
11 ¿No es el oído el que aprecia los discursos, como el paladar
saborea los manjares?
12 ¿No está entre los ancianos el saber, en los muchos años la
inteligencia?
13 Pero con él sabiduría y poder, de él la inteligencia y el consejo.
14 Si él destruye, no se puede edificar; si a alguno encierra, no se
puede abrir.
15 Si retiene las aguas, sobreviene sequía, si las suelta, avasallan la
tierra.
16 Con él la fuerza y la agudeza; suyos son seducido y seductor.
17 A los consejeros hace él andar descalzos, y entontece a los jueces.
18 Desata la banda de los reyes y les pasa una soga por los lomos.
19 Hace andar descalzos a los sacerdotes y derriba a los que están más
firmes.
20 Quita el habla a los más hábiles y a los ancianos arrebata el juicio.
21 Sobre los nobles vierte el menosprecio y suelta la correa de los
fuertes.
22 Revela la profundidad de las tinieblas, y saca a la luz la sombra.
23 Levanta a las naciones y luego las destruye, ensancha a los pueblos
y luego los suprime.
24 Quita el ánimo a los jefes del país, los hace vagar por desierto sin
camino;
25 y andan a tientas en tinieblas, sin luz, se tambalean como un ebrio.
Job 13
1 ¡Oh!, mis ojos han visto todo esto, mis orejas lo han oído y
entendido.
2 Sí, yo lo sé tan bien como vosotros, no os cedo en nada.
3 Pero es a Sadday a quien yo hablo, a Dios quiero hacer mis réplicas.
4 Vosotros no sois más que charlatanes, curanderos todos de
quimeras. 5 ¡Oh, si os callarais la boca! sería eso vuestra sabiduría.
6 Oíd mis descargos, os lo ruego, atended a la defensa de mis labios.
7 ¿En defensa de Dios decís falsía, y por su causa razones mentirosas?
8 ¿Así lucháis en su favor y de Dios os hacéis abogados?
9 ¿No convendría que él os sondease? ¿Jugaréis con él como se juega
con un hombre?
10 El os dará una severa corrección, si en secreto hacéis favor a
alguno.
11 ¿Su majestad no os sobrecoge, no os impone su terror?
12 Máximas de ceniza son vuestras sentencias, vuestras réplicas son
réplicas de arcilla.
13 ¡Dejad de hablarme, porque voy a hablar yo, venga lo que viniere!
14 Tomo mi carne entre mis dientes, pongo mi alma entre mis manos.
15 El me puede matar: no tengo otra esperanza que defender mi
conducta ante su faz.
16 Y esto mismo será mi salvación, pues un impío no comparece en su
presencia.
17 Escuchad, escuchad mis palabras, prestad oído a mis declaraciones.
18 Mirad: un proceso he preparado, consciente de que tengo razón.
19 ¿Quién es el que quiere litigar conmigo? ¡Pues desde ahora acepto
callar y perecer!
20 Sólo dos cosas te pido que me ahorres, y no me esconderé de tu
presencia:
21 que retires tu mano que pesa sobre mí, y no me espante tu terror.
22 Arguye tú y yo responderé; o bien yo hablaré y tú contestarás.
23 ¿Cuántas son mis faltas y pecados? ¡Mi delito, mi pecado,
házmelos saber!
24 ¿Por qué tu rostro ocultas y me tienes por enemigo tuyo?
25 ¿Quieres asustar a una hoja que se lleva el viento, perseguir una
paja seca?
26 Pues escribes contra mí amargos fallos, me imputas las faltas de mi
juventud;
27 pones mis pies en cepos, vigilas mis pasos todos y mides la huella
de mis pies.
28 Y él se deshace cual leño carcomido, como vestido que roe la
polilla,
Job 14
1 el hombre, nacido de mujer, corto de días y harto de tormentos.
2 Como la flor, brota y se marchita, y huye como la sombra sin
pararse.
3 ¡Y sobre un ser tal abres tú los ojos, le citas a juicio frente a ti!
4 Mas ¿quién podrá sacar lo puro de lo impuro? ¡Ninguno!
5 Si es que están contados ya sus días, si te es sabida la cuenta de sus
meses, si un límite le has fijado que no franqueará, 6 aparta de él tus ojos, déjale, hasta que acabe, como un jornalero, su
jornada.
7 Una esperanza guarda el árbol: si es cortado, aún puede retoñar, y no
dejará de echar renuevos.
8 Incluso con raíces en tierra envejecidas, con un tronco que se muere
en el polvo,
9 en cuanto siente el agua, reflorece y echa ramaje como una planta
joven.
10 Pero el hombre que muere queda inerte, cuando un humano expira,
¿dónde está?
11 Podrán agotarse las aguas del mar, sumirse los ríos y secarse,
12 que el hombre que yace no se levantará, se gastarán los cielos antes
que se despierte, antes que surja de su sueño.
13 ¡Ojalá en el seol tú me guardaras, me escondieras allí mientras pasa
tu cólera, y una tregua me dieras, para acordarte de mí luego
14 - pues, muerto el hombre, ¿puede revivir? - todos los días de mi
milicia esperaría, hasta que llegara mi relevo!
15 Me llamarías y te respondería; reclamarías la obra de tus manos.
16 En lugar de contar mi pasos, como ahora, no te cuidarías más de
mis pecados;
17 dentro de un saco se sellaría mi delito, y blanquearías mi falta.
18 Ay, como el monte acabará por derrumbarse, la roca cambiará de
sitio,
19 las aguas desgastarán las piedras, inundará una llena los terrenos,
así aniquilas tú la esperanza del hombre.
20 Le aplastas para siempre, y se va, desfiguras su rostro y le
despides.
21 Que sean honrados sus hijos, no lo sabe; que sean despreciados, no
se entera.
22 Tan solo por él sufre su carne, sólo por él se lamenta su alma.