Rosalía es una de las artistas Españolas con mayor empaque en las listas de éxitos convencionales, y mayor proyección internacional en estos momentos, una choni semi analfabeta, sin apenas cultura musical y ordinaria hasta la arcada, ha conseguido escalar hasta la cima de una industria musical, que desde hace décadas rinde culto al feísmo y a la cutrez, con absoluto descaro y total ausencia de complejos.
Pero para analizar el fenómeno Rosalía con rigor, tenemos que remontarnos al año 2003 aproximadamente, cuando llega a España el “Reggaeton” un genero músical de corte latino, que parte de un patrón rítmico de 4/4 muy básico, acentuado con una combinación de tresillos 3-3-2, que algunos atribuyen al dembow Jamaicano, pero que sería más bien una deformación grotesca de la clásica “habanera” de toda la vida.
Si bien es cierto que aunque Rosalía no practica ese genero exactamente, el Reggaeton lleva dos décadas abonando el terreno convenientemente, para que artistas como ella, y engendros similares encuentren un caldo de cultivo ideal y un público con la oreja tan deformada, que no oponga apenas resistencia a sus paupérrimas propuestas.
No es casualidad que este tipo de subproductos ocupen portadas y titulares en las paginas de cultura y arte, de prensa y medios oficialistas, el culto al feísmo a lo zafio y a lo antiestético forma parte de la degeneración a la que pretenden llevarnos los reyes de la usura con su agenda 20-30.
Recuerdo a un “artista” Italiano (Manzoni) que hace algunos años puso a la venta latas de conservas con sus propias heces, o a (Michael Kienzer) que tanto te vende una columna hecha con rollos de cinta de carrocero (de la que se utiliza para embalar cajas) valorada en 14.000 euros, como un amasijo de alambres y ferralla en forma de bola por 7.000.
Arte “post-moderno”, cultura del “concepto”, propuestas “vanguardistas”, ensalzamiento de la esencia “estética”, estas son algunas de las payasadas que esgrimen los valedores de esa basura, para justificar la degeneración y decadencia del arte en nuestros días.
Rosalía representa hoy por hoy el culto a la bajeza, y el triunfo de la zafiedad, pero la culpa no es suya, sino de quien promueve su obra y sobre todo de quien la consume, una sociedad sin criterio y sin capacidad de análisis, es muy fácil de intervenir y de someter, porque lo aceptará todo, desde la inyección de substancias tóxicas como solución a una enfermedad inventada, hasta el consumo de insectos como alternativa a una dieta sana y equilibrada. En estos tiempos que corren, ahora más que nunca, hay que llamar a las cosas por su nombre, aquellos que blanquean este tipo de aberraciones con el idioma de lo políticamente correcto, son cómplices necesarios de esta barbarie, así que, al pan pan y al vino vino, Fuck you Rosalia, a mi no me la cuelas.
Un abrazo a todos los valientes, disidentes, antiglobalistas del planeta, energía y Rock and roll, la cabeza alta y la cara descubierta siempre!!!!