Una feminazi que simuló un secuestro y puso una denuncia falsa por violación, intenta matar a sus compañeras de piso

En 2016 se dio a conocer por una rocambolesca historia y los medios de comunicación la apodaron 'La mentirosa del pegamento'. La mujer simuló ser víctima de una agresión sexual en Bembibre (León), echándose pegamento en la zona vaginal con el propósito de privar de libertad a su exnovio, contra el que interpuso varias denuncias falsas e incluso simuló, con ayuda de un amigo, haber sido secuestrada y vejada sexualmente. Su duro relato hizo que la Guardia Civil se volcara con el caso hasta que las cámaras de seguridad la delataron: ella misma fue a un establecimiento chino a comprar el pegamento para untárselo en el chocho.

Este sábado volvió a ser noticia, tras obligar a intervenir a varios agentes de la Policía Local y Nacional en el barrio del Carmen de Salamanca. Según ha podido saber este diario por fuentes del caso, alrededor de las 23.00 horas los policías eran alertados de un fuerte altercado en una vivienda de la calle Ónice, próxima a la carretera de Ledesma. Al parecer, esta feminista redomada había proferido graves amenazas a sus dos actuales compañeras de piso, hasta tal punto que el propietario de la vivienda había tenido que ir a recoger a las chicas porque tenían miedo de pasar la noche allí.

Los agentes se entrevistaron con los presentes para esclarecer lo ocurrido, constatando además que horas antes otras patrullas ya habían tenido que ir a la vivienda en cuestión alertada por gritos.

Cabe recordar que el pasado mes de febrero la Audiencia Provincial de León acogió el juicio en el que el Ministerio Fiscal pedía para ella más de 11 años de prisión. Asimismo, solicitaba para su exnovio una indemnización de 18.000 euros por poner contra él la denuncia falsa en la que Vanesa G. aseguraba que este había mandado a dos esbirros a secuestrarla, que le taparon los ojos y la llevaron a un sótano, donde la esperaba su ex y donde denunció que se produjo la agresión sexual. Otra denuncia falsa, las que según las feministas, no existen.