Sánchez va a legalizar ya la eutanasia. Argumentos médicos a favor de la vida

Pese a la provisionalidad de su gobierno, Pedro Sánchez ha afirmado que piensa legalizar la eutanasia antes de la próxima convocatoria electoral de noviembre.

Así las cosas queremos saber qué piensa la comunidad científica al respecto.

Reproducimos parte de la excelente información publicada por Vida Digna (cuyo enlace completo ofrecemos al final de esta información).

Dr. Gonzalo Herranz: “Si un médico sucumbe a la idea de poner fin a la vida de sus enfermos, no podrá dejar ya de ofrecer ese remedio”.

Se trata de un texto de extraordinaria relevancia para que los lectores mediten al respecto y sepan qué piensan los médicos respecto a la eutanasia.

Para los médicos, la convicción ética y deontológica se ha mantenido intacta a lo largo de los siglos y la claridad léxica y conceptual está presente en los textos deontológicos de mayor relevancia.

Existe una gran diferencia ética entre "provocar la muerte" y "permitir la muerte": la primera actitud rechaza y niega la vida; la segunda, en cambio, acepta su fin natural. Todo acto intencionado de provocar la muerte de un paciente, por acción u omisión, pedida por el paciente o aplicada sin su consentimiento, es contraria a la ética médica y constituye una grave falta deontológica. La intención es la clave.

Razones para rechazar la eutanasia

  • Protección de la medicina – confianza en la actuación médica orientada al cuidado y alivio del sufrimiento sin provocar la muerte.
  • Protección de las personas vulnerables – que pueden verse incitadas a pedir la eutanasia.
  • Protección de los fundamentos del derecho– por el que una persona no puede dar muerte a otra.

La declaración de Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO (2005) cuando se refiere a la autonomía de la persona lo define como "autonomía y responsabilidad" indicando así dos principios indisociables. Por eso una persona no debe pedir la eutanasia, entre otros motivos, por la triple responsabilidad que conlleva este acto por la responsabilidad con los médicos (base de la confianza en su cuidado), con el derecho (no dar muerte) y con las personas vulnerables (no incitar a morir).

Quitarse la vida transmite varios mensajes: "la vida, si carece de sentido, es mejor eliminarla". "Si estás enfermo, cuestas dinero y nos quitas tiempo, pon fin a tu vida y acabaremos con los problemas". No compartimos estos mensajes. No vivimos en una isla desierta. Lo que hacemos, para bien y para mal, es ejemplo para otros.

El argumento de la libertad individual es engañoso porque, con él, podríamos justificar también la libertad para conducir con exceso de velocidad o la ablación. La libertad individual es un valor pero no la podemos separar de la dignidad de la persona y de la solidaridad a la que todos, incluidas las leyes y el ordenamiento jurídico, estamos obligados.

1) Efectos de la eutanasia sobre la actuación médica

En la legitimación de la eutanasia se induce una complicidad del médico, pues la eutanasia socava la confianza que debe presidir la relación médico/paciente, de la cual forma una parte esencial el convencimiento de que el médico no abandonará nunca a su enfermo ni nunca le infligirá ningún daño deliberado. En definitiva, se genera desconfianza cuando se es tratado por un médico que practica la eutanasia: al otorgar al médico el poder de matar al paciente éste ya no puede estar seguro de qué papel juega el médico.

Tiene lugar una pérdida de valores intelectuales y profesionales que implica el abandono por el médico de su oficio de observador científico y de protector compasivo de la vida. En efecto, la facilidad de aplicar la muerte provoca un desinterés por la toma de la historia clínica, por la ejecución de la exploración, por el rigor del juicio diagnóstico. La indicación puramente intuitiva de la eutanasia simplifica el trabajo del médico.

Tener legalizada la eutanasia conlleva una valoración diferente de la ambivalencia, la ansiedad y depresión que subyacen en una petición de muerte, pudiendo morir aterrado sin que nadie se de cuenta de ello. La experiencia clínica muestra las fases de rechazo- negación etc. existen y deben ser exploradas y tratadas. Mientras sea ilegal la eutanasia, la exploración y tratamiento con cuidado, destreza y diligencia están salvaguardados.

El paciente nos está diciendo que no quiere vivir “así” pero, no se investigan sus necesidades primordiales (familia, soledad, necesidades espirituales etc) que con los recursos y alternativas oportunas, el paciente se encontraría satisfecho. Mientras hay vida hay esperanza de poder hacer algo que dé significado a la vida, que transforme su vida mientras dure.

2) Cambios que se producen en las sociedades con eutanasia legalizada

Tras la legalización de la eutanasia, la sociedad holandesa ha asumido mayoritariamente que la eutanasia voluntaria es aceptable. Pero esa misma sociedad ha ido aceptando igualmente la eutanasia involuntaria y la denegación de cuidados que pudieran salvar la vida cuando se aplican a pacientes terminales, a sujetos con graves deficiencias, a ancianos o a ciertos enfermos sin familia. Es lo que la abundante bibliografía ha denominado la “pendiente deslizante” que se objetiva con la progresiva ampliación de supuestos en los que se admite la eutanasia. Eutanasia voluntaria provocará eutanasia no voluntaria.

La conclusión acerca de la situación en Holanda y Bélgica es que el experimento de tratar de regular la eutanasia mientras que al mismo tiempo se mantiene su práctica bajo control, ha fallado. El experimento ha demostrado que una vez aprobada y practicada la eutanasia, la práctica desarrolla una dinámica por sí misma que resiste un control efectivo y que tiende a expandirse. Será muy difícil hacer retroceder esta práctica.

Como consecuencia y prueba añadida de ello, existe en Holanda la Asociación de Pacientes Holandeses y la Fundación Santuario que distribuyen “pasaportes para la vida”, que los pacientes llevan consigo indicando que en caso de urgencia médica no quieren que se ponga fin a su vida, por el peligro y desconfianza generados.

3) Cambios en la investigación de enfermedades y en el avance de la Medicina

Se pondría freno inmediato al interés científico en vastas áreas. Si los que padecen enfermedades hereditarias o al que sufre la enfermedad de Alzheimer se les puede aplicar la "muerte dulce", ¿qué puede motivar estudiar las causas y mecanismos del envejecimiento cerebral o la constelación de factores que determinan la demencia?

La eutanasia no cambia a la Medicina, ni amplía el campo de la actuación del médico. La eutanasia sustituye a la Medicina, y es en el fondo, una manifestación más de la aceptación de la violencia en la sociedad de nuestro tiempo.

Últimas Consideraciones

El falso paralelismo con el sacrificio de los animales que sufren


Tratamos de modo humanitario a los animales precisamente porque no son humanos. Eliminamos a los animales porque no saben que se están muriendo, porque no pueden afrontar deliberadamente su sufrimiento y no pueden alcanzar un final digno.

La compasión por su miseria es el único sentimiento que puede despertar en nosotros un animal que sufre sin remedio.

Pero cuando un ser humano consciente nos pide la muerte, por este mero hecho se hace presente algo que nos impide mirarlo como a un animal mudo. El sufrimiento de una persona enferma nos interpela directamente para intervenir. Es la queja que puede transformarse cuando respondemos a sus necesidades y sabemos abarcar las cuestiones que satisfacen plenamente el corazón humano.

¿Qué genera saber y enseñar a afrontar el sufrimiento?

Las muertes que más son admiradas son las de quienes, sabiendo que van a morir, afrontan este hecho decididamente
y actúan en consecuencia: ponen sus asuntos en regla, procuran despedirse de su seres queridos y, con fuerza de ánimo y una chispa de esperanza, siguen viviendo, trabajando y amando tanto como pueda durarle el tiempo que les queda.

Abdicar de la vida genera actitudes negativas, rechazo y desesperación ante el sufrimiento propio y ajeno.

Lo contrario, saber y enseñar a afrontar el sufrimiento, genera actitudes positivas de solidaridad, a veces de heroísmo, comprensión, apoyo y dedicación. Incluso nos lleva a ser mejores personas.

- Lo meritorio siempre es costoso y necesitamos apoyo para la aceptación del sufrimiento (que, por otro lado, existe en cada día del ser humano) con propuestas positivas y creativas para una vida digna hasta el final.

- Al final la eutanasia conlleva una aceptación más de la violencia en la sociedad de nuestro tiempo.

La eutanasia es una derrota de quien la teoriza, la decide y la practica. Agravaríamos las peores tendencias de la vida moderna, (¿esa es la sociedad humana que queremos?) abrazando el utilitarismo, en vez de estimular actitudes y respuestas creativas, valientes, humanitarias y, por tanto, verdaderamente humanas.

Las unidades acreditadas de Cuidados paliativos: la alternativa a la eutanasia

Los avances del siglo XXI están permitiendo, como nunca, niveles de control óptimo de los síntomas a través de las Unidades especializadas en Cuidados Paliativos. Así, el conocimiento de la farmacología moderna, las terapias mínimamente invasivas frente al dolor y los ingeniosos avances tales como el marcapasos diafragmático - que permite evitar el uso del respirador- o el piercing en la lengua para conducir una silla de ruedas en un tetrapléjico, han puesto de manifiesto que el concepto de dolor insoportable hoy día puede ser controlado.

Estas unidades, debidamente acreditadas, facilitan tratamientos proporcionados ante síntomas refractarios, mediante un equipo multidisciplinar, han demostrado ser altamente efectivas y, además, eficientes, según recientes estudios del 2013, ahorrando dinero a los sistemas sanitarios.

Los defensores de la eutanasia olvidan mencionar estos logros y con frecuencia reducen la cuestión a un dilema simplista entre el sufrimiento insoportable y la muerte provocada. Los especialistas en Cuidados Paliativos han puesto de manifiesto que este reto puede ser asumido y superado en beneficio del paciente y su familia.

Factores que limitan la autonomía del paciente a tener en cuenta

• Las opciones de decisión en la enfermedad terminal son muy reducidas, dados los escasos márgenes terapéuticos que se manejan.
• La capacidad decisoria del paciente sobre su propia muerte pueden verse afectada por
situaciones inherentes al proceso que está viviendo pero ajenas a su voluntad real
(incredulidad, ira, depresión, desesperación, miedo), que frecuentemente preceden a la
aceptación y resignación.
• La elección puede ser muy condicionada por la explicación dada por el médico.
• A veces el paciente no quiere información o no desea tener que decidir.
• Necesidad de tener en cuenta otros factores como beneficencia, no maleficencia y justicia.