La masacre en Yemen continúa y Europa contribuye activamente a ello

Desde el inicio del conflicto, 230.000 civiles han sido asesinados y 87.000 niños han muerto de hambre, además de los dos millones de personas que han perdido sus hogares a causa de la destrucción

La guerra en Yemen, que comenzó hace siete años, ha dejado un país completamente arrasado y desolado. Según las cifras aportadas por la ONU, aproximadamente 230.000 civiles han sido asesinados y 87.000 niños han muerto de hambre, además de los 400.000 que actualmente sufren desnutrición. La masacre y la destrucción ha provocado también que más de dos millones de personas hayan perdido sus hogares, convirtiéndo el conflicto en una de las mayores crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.

Naciones Unidas ha calificado el conflicto como “un país torturado que sufre una epidemia de impunidad”, caracterizado por la contínua venta de armas que actúa como el combustible que perpetúa la guerra, de la que muchos países occidentales se benefician, como por ejemplo España.

No es la primera vez que los intereses económicos están por encima de las vidas de las personas. El país lleva años dedicado a la venta de armamento a la monarquía saudí, convirtiéndose en su quinto exportador mundial, después de EEUU, Reino Unido, Francia y Canadá. Según Amnistía Internacional, España autorizó la venta de armas a los saudíes y emiratíes por valor de más de 2.400 millones de euros y les exportó armas, sobre todo munición y aviones, por importe de casi 1.600 millones entre 2015 y 2020. Solamente en 2020, el material español de defensa vendido al régimen saudí superó los 48 millones de euros y concedió 26 autorizaciones de exportación de armas, a pesar del enorme riesgo de uso en Yemen.

La actividad bélica de Arabia Saudí no ha impedido que países de Occidente mantengan los negocios armamentísticos con el territorio asiático, aunque sí que cuenta con el rechazo de múltiples organizaciones humanitarias y de formaciones políticas como Unidas Podemos, miembro del Gobierno, que alertan de los peligros que esto conlleva.

Hace apenas unas semanas, el enviado de la ONU para Yemen, Hans Grundberg, advirtió que los ataques aéreos y los ataques con misiles habían golpeado hospitales, infraestructuras de telecomunicaciones, aeropuertos, una instalación de agua y una escuela, alertando de que el repunte de los combates amenazaba con provocar que el conflicto "quede fuera de control" si no hay "esfuerzos serios y urgentes".

 

Yemen denuncia el doble rasero de Occidente frente a agresión saudí-estadounidense​

El ministro de información de Yemen denunció la agresión militar que está llevando a cabo Arabia Saudí con el apoyo de Estados Unidos y criticó el doble rasero y el silencio de Occidente frente al sufrimiento del pueblo yemení.

En declaraciones al canal de televisión al-Masirah este lunes, Dhaifallah al-Shami enfatizó que la política de matar de hambre a los yemeníes y sitiarlos fracasará porque no se quedarán de brazos cruzados.

“El sitio de la nación yemení es una decisión totalmente estadounidense. Hoy, la nación yemení advierte a todas las potencias arrogantes que resistirá”, dijo.

“Nuestra nación no acepta morir de hambre y asedio. Tiene muchas opciones para vencer el asedio”.

Shami enfatizó además que los yemeníes son “firmes y pacientes” y que no es posible matarlos confiscando barcos que transportan derivados del petróleo al país árabe.

“La humanidad de la que habla Occidente sólo existe en sus propias sociedades. Las naciones musulmanas no ven su humanidad y no escuchan su voz”, agregó.

Una coalición militar encabezada por Arabia Saudita lanzó la sangrienta guerra contra Yemen en marzo de 2015. Además, Riyadh también impuso un sitio inhumano al país, cortando el acceso de la población yemení al mundo exterior por tierra, aire y mar.

El bloqueo incluye el cierre del puerto de Hudaydah, que es un salvavidas para millones de yemeníes.

Las fuerzas invasoras también se apoderaron de barcos que transportaban productos derivados del petróleo que se necesitaban con urgencia y les impidieron ingresar al puerto, lo que provocó una escasez de combustible que dejó fuera de servicio generadores y bombas de agua en hospitales e interrumpió los suministros de ayuda en todo Yemen.

El lunes, varias ciudades y provincias yemeníes, incluida la capital, Sana’a, fueron testigos de protestas masivas en condena del asedio. Las manifestaciones se denominaron «el bloqueo de combustible es una decisión estadounidense, la operación Yemen Storm es nuestra elección».

Mientras tanto, el Consejo Político Supremo de Yemen reiteró su compromiso con la voluntad de la nación yemení frente al enemigo.

“La etapa actual nos exige unirnos y enfrentarnos con firmeza a las opciones que el enemigo nos quiere imponer con las sucias herramientas del hambre y la intimidación”, dijo en un comunicado.

“La presión del enemigo no nos disuadirá de tomar medidas para poner fin a esta injusticia. También debemos prestar más atención a los elementos de poder que nuestro pueblo tiene a su disposición”, agregó el comunicado.

Respaldados por EEUU y las principales potencias europeas, los saudíes emprendieron la guerra con el objetivo de reinstalar el antiguo régimen amigo de Riad en Yemen y aplastar el movimiento de resistencia Ansarullah, que ha estado dirigiendo los asuntos estatales en ausencia de un gobierno efectivo en Yemen.

La guerra ha terminado con la vida de decenas de miles de yemeníes y ha convertido a todo Yemen en el escenario de la peor crisis humanitaria del mundo.

Las fuerzas yemeníes han seguido fortaleciéndose frente a los invasores liderados por Arabia Saudita, avanzando hacia áreas estratégicas controladas por mercenarios liderados por Arabia Saudita, incluida la provincia de Ma’rib, y realizando varias rondas de contraataques contra Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos en los últimos meses.