Humillante (y antideportiva) paliza a las benjaminas del fútbol: 23 a 0 con un entrenador impasible y la grada coreando los goles

Cada fin de semana son centenares, miles, los niños que acuden a los campos de fútbol acompañados de sus familias para disfrutar de su afición al deporte. Y, en paralelo al empuje de la mujeres en categorías superiores, donde ellas mantienen su batalla por dignificar su trabajo (y su salario), son muchísimas las escuelas de fútbol de pueblos y ciudades que, de la mano de las federaciones regionales, han ido fomentando la participación de niñas y canalizando su ilusión por jugar. El proyecto de fútbol femenino en la Comunidad Valenciana lleva por lema #Valenta.

En ese universo casi inabarcable de partidos de querubines, benjamines o alevines, suceden muchas anécdotas. La mayoría alegres, incluso jocosas. Detalles de enorme deportividad, compañerismo y esfuerzo que casi siempre pasan inadvertidos. Esos gestos de fair play se premian desde esta temporada con la tarjeta verde que el árbitro puede mostrar "como reconocimiento a las acciones excepcionales de deportividad en la competición".

Pero también pasan otras que en absoluto representan los valores del deporte, de la educación en el respeto al contrario y la sana competitividad que también tiene un lugar en la práctica de base y que los entrenadores y clubes deben saber canalizar para no perder el trasfondo pedagógico de la competencia en buena lid. El mal comportamiento supone, según el reglamento, tarjeta amarilla o roja, expulsión y sanción, que se aplican cuando los jugadores ya tienen plena conciencia para entender el gesto punitivo.

Uno de estos acontecimientos antideportivos, que deberían provocar una reflexión entre los entrenadores y los clubes es lo que sucedió este sábado en el campo del Biensa CF de Sagunto, en el encuentro que disputaba su equipo femenino de la categoría benjamín (8 años) contra los vecinos del CD Canet, formado íntegramente por niños de la misma edad. El Biensa CF, con todas sus niñas recién estrenadas en el fútbol -y, por tanto, todavía en formación- fue vapuleado inmisericorde y antideportivamente por el equipo contrario. El Canet pelea con El Planter por el liderazgo de este grupo y no dejó pasar la oportunidad de golear al contrincante (las niñas del Biensa benjamín) por 0 goles a 23. El partido correspondía al Grupo 9 de Benjamines de primer año de Valencia, una competición mixta.

En este tipo de categorías y de edades, lo habitual es que marcadores de este estilo se eviten por parte de los entrenadores, para evitar humillaciones que acaben desmotivando a los niños, en este caso niñas, del equipo contrario. De hecho, cuando la superioridad es aplastante, se suelen dar instrucciones a los jugadores propios para que no se acaben dando resultados excesivamente abultados, tal y como explica a EL MUNDO el presidente del Biensa CF, Blas Porrero. El directivo no puede ocultar su contrariedad por el efecto demoledor que la goleada ha tenido sobre la moral de las niñas, que además contaban con las ocho jugadoras justas para poder afrontar el partido (en este categoría se juega a fútbol 8). De hecho, lo ajustado de la plantilla les obliga a incorporar a otros niños para poder jugar cada fin de semana.

"Muchas de ellas acabaron el partido llorando, con ganas de no jugar más y de no volver a pisar un terreno de juego", señala el directivo. En su opinión, el entrenador del CD Canet debería haber adoptado alguna medida para contener el marcador. Pero no sólo no lo hizo, sino que incluso se alentaba, se celebraban los goles en el banquillo y en la grada incluso se pedían más goles para que uno de los jugadores pudiera ser "pichichi".

¿Por qué se enfrentaban niñas contra niños? Dado que todavía no es fácil disponer de plantillas completas de equipos femeninos en estas categorías, la federación permite que los clubes inscriban a sus equipos de niñas en ligas mayoritariamente jugadas por niños, más habituados al contacto con el balón. Pero nadie puede negar que la entrega y el entusiasmo son los mismos, tanto en las niñas como en los niños. "A veces es preferible porque en estas edades un año de diferencia se nota mucho y es mejor que se enfrenten niños contra niñas de la misma edad a que lo hagan sólo entre niñas, pero exista diferencias de cuatro años de edad", aclara Blas Porrero.

La escuela del Biensa CF prefirió que las diez nuevas niñas que se inscribieron para jugar en categoría benjamín jugaran en una liga ajustada a su edad y no en la competición solo femenina, donde se agrupan benjaminas y alevinas, con diferencias de hasta cuatro años. "Desde el principio sabíamos que sería difícil que ganaran algún partido, eso lo saben los equipos contrarios y siempre suelen tenerlo en cuenta cuando el resultado ya es amplio y su victoria está garantizada", aclara el presidente del Biensa. "Pero algo falla cuando un entrenador permite que sus niños humillen al contrario con este tipo de resultados", matiza.

Para Blas Porrero, el trasfondo es la reglamentación que tiene en cuenta el número de goles marcados a favor para decidir al ganador de la competición en caso de empate. "Si el equipo del Planter, que van líderes, nos metió 15, por ejemplo, llega el Canet, que va segundo, y nos quiere meter 23 por si los goles deciden la liga". Y eso, señala, "tiene este tipo de consecuencias tan nocivas para el fomento de la deportividad en el fútbol". Blas Porrero no está en contra de la competitividad: "Al contrario, considero que la competencia en buena, pero la Federación debería plantearse otra manera de decidir los ganadores, que no provoque estas cosas".

Por su parte, el director deportivo del CD Canet, Pau Barrachina, también en declaraciones a EL MUNDO, dijo desconocer con detalle lo que había sucedido De hecho, a media tarde del domingo todavía no conocía el resultado que se había dado en el partido del sábado. Aun así, fue rotundo: "Estoy de acuerdo en que no se puede dar un comportamiento así, es absolutamente intolerable y antideportivo", señaló. "La posibilidad de ganar una liga no justifica para nada este resultado tan abultado, nosotros mismos aconsejamos a nuestros entrenadores que lo eviten", explicó.

El responsable deportivo de la escuela del Canet lo tiene claro: "No me interesa que un equipo de mi escuela quede campeón haciendo estas cosas". Barrachina se comprometió a mantener una conversación con su entrenador para pedirle explicaciones. Para colmo, el entrenador es jugador de los veteranos del Biensa, algo que ha enfadado todavía más a Blas Porrero, su presidente, que probablemente tomará medidas ejemplarizantes.