China y el tráfico ilegal de órganos

China asesina a miles de sus presos para extraer sus órganos y venderlos al mejor postor​

La presión internacional sobre China, acusada de asesinar a miles de sus presos para extraer sus órganos y venderlos al mejor postor, ha aumentado exponencialmente después de que el Partido Republicano estadounidense haya aprobado una resolución en apoyo de las conclusiones de un grupo de abogados que, reunidos en Londres, han hecho pública una investigación que revela que China esta masacrando a miembros encarcelados del grupo espiritual Falun Gong y extrayendo sus órganos con el fin de trasplantarlos. Este panel de expertos ha exigido una profundización del estudio de estos hechos, que calificaron como «potencial genocidio», a tenor de las “pruebas claras” de que disponen.

La sustracción forzada de órganos es una forma de tráfico humano en el que determinadas personas son asesinadas específicamente para la extracción de partes importantes de su cuerpo con el fin de ser implantadas en otro sujeto. Los receptores de trasplantes en China incluyen ciudadanos chinos, así como un número considerable de “turistas internacionales de trasplantes” que viajan a China para recibir un órgano tras pagar cantidades considerables de dinero (por ejemplo, un trasplante de hígado puede costar 160.000 dólares) pero con tiempos de espera muy reducido. Según criminólogos expertos en este delito de lesa humanidad, en general, se cree que los receptores americanos, europeos o asiáticos de estos órganos no son conscientes de que la fuente de su trasplante ha sido el asesinato de un ‘donante’ inocente, generalmente un preso de conciencia, recluido en centros de detención, cárceles y prisiones secretas del Gobierno comunista.

El término «presos de conciencia» hace referencia a personas inocentes que han sido encarceladas por tener opiniones sociales, políticas o religiosas que no son toleradas por las autoridades pertinentes, en este caso las de la República Popular de China. En este país, actualmente, podrían hallarse detenidos 1,5 millones de presos de conciencia, que incluyen cristianos y tibetanos, pero que principalmente son practicantes del Falun Gong o los musulmanes uigures.

El Falun Gong es una disciplina espiritual tradicional china. En 1999, los funcionarios de este país estimaron que los seguidores chinos de esta práctica eran aproximadamente unos 70 millones. Ante la creciente popularidad de esta práctica espiritual, los funcionarios estatales de Pekín diseñaron la Oficina 610, una agencia de seguridad extrajudicial establecida por el Estado chino para erradicar por completo a los practicantes de Falun Gong.

Desde entonces se estima que más de un millón de practicantes de Falun Gong han estado en custodia en cualquier momento en la vasta red de campos de detención del país. En 2006, los informes sistemáticos de extracción forzada de órganos de presos de conciencia salieron a la luz, proporcionando una explicación tan espeluznante como rotunda sobre la fuente de los miles de órganos que sustentan la expansión nacional e internacional del trasplante de órganos en China.

Ahora, según destacan los expertos británicos, el actual encarcelamiento masivo de uigures en Xinjiang parece estar proporcionando un nuevo grupo de víctimas para la sustracción forzada de órganos. Testigos del tribunal informaron de condiciones brutales de detención en los campos de detención de Xinjiang, junto con el patrón familiar de análisis de sangre, escaneos de órganos y la desaparición misteriosa de prisioneros que habían sido previamente examinados.

Mientras tanto, el aeropuerto de Kashgar tiene una pista de aterrizaje y despegada prioritaria dedicada a la exportación de órganos humanos, hecho que envía una señal espeluznante del volumen de órganos que podrían haber sido extraídos de presos de conciencia asesinados.

Se estima que el comercio de órganos en China mueve un mercado anual superior a los 1.000 millones de dólares anuales. La industria de trasplantes de órganos de China se ha desarrollado a gran escala con una inversión significativa en hospitales, personal médico y otras infraestructuras.

En 2000, coincidiendo con el comienzo de la persecución contra la escuela del Buda Falun Gong, la industria de trasplante de órganos de China estalló en una fuerte actividad. Los órganos vitales estuvieron disponibles en cuestión de días, mientras que comenzaron a surgir informes de hígados de “emergencia» que se entregaban en cuatro horas. Los hospitales estatales y cientos de sitios web independientes comenzaron a anunciar tiempos de espera increíblemente cortos para operaciones de trasplante que involucraban corazones, hígados, riñones y córneas, así como la venta masiva de órganos en el mercado. El tiempo de espera para los trasplantes se redujo de días a horas, un marco de tiempo que ningún otro sistema nacional de trasplantes en el mundo ha podido lograr. A partir de este momento, comenzaron a surgir acusaciones globales alegando que el suministro de órganos de China para operaciones de trasplante no podría haberse originado únicamente en un proceso legal y voluntario de donación.

En respuesta a las acusaciones generalizadas, el Gobierno chino ha presentado una narración cambiante e inconsistente para explicar el origen de los órganos que destina al trasplante. En 2001, una declaración oficial de un funcionario chino afirmó que «la principal fuente de órganos humanos proviene de donaciones voluntarias de ciudadanos chinos». Sin embargo, solo cuatro años después, la declaración oficial cambió para afirmar que la mayoría de los órganos provenían de prisioneros fallecidos que, previamente, habrían dado su consentimiento. De cualquier forma, China se ha resistido hasta el momento a publicar datos hospitalarios, registros de trasplantes o estadísticas oficiales que permitan verificar sus afirmaciones.



 

Sustracción de órganos en China: la vista gorda a una atrocidad en masa​

Una de las atrocidades que se cometen hoy en día, y de la que se sabe o se cree poco, es el asesinato en masa, la tortura y el lucro a partir de la sustracción forzada de órganos en China. Es imperativo que estos crímenes se conozcan ampliamente, y que se tomen urgentemente medidas internacionales efectivas como respuesta.

Las principales víctimas son los presos de conciencia, especialmente practicantes de la disciplina espiritual de la Escuela Buda Falun Gong. Un segundo grupo importante que evidentemente se está ‘preparando’, son los musulmanes uigures. También hay pruebas de que los budistas tibetanos y algunos grupos cristianos se encuentran entre las víctimas. Ya sea por su origen étnico o creencias, estos grupos han sido atacados sin piedad por el desafío ideológico que representan al Partido Comunista Chino (PCCh), especialmente en el caso del creciente número de practicantes de Falun Gong. Estas personas espirituales tratan de vivir su vida adaptando su conducta a los principios de Verdad, Benevolencia, Tolerancia. En 2006 se descubrió que son víctimas que mueren en el proceso de sustracción de órganos y cuyos cuerpos son posteriormente cremados.

El autor de esta atrocidad es la maquinaria del Partido Comunista chino, que opera a escala industrial. Se cree que en la región hay de 60.000 a 100.000 trasplantes de este tipo cada año, de corazón, pulmón, riñón, hígado y córnea a la venta en una industria que vale miles de millones de dólares. Este es un gran negocio para el régimen chino, ya que sus ciudadanos más ricos, además de los ricos que residen en EE. UU., Reino Unido y de todo el mundo, reciben estos trasplantes; algunos seguramente saben -otros menos- de dónde provienen los órganos “donados”. Algunos países han tomado medidas contra este tipo de “turismo de trasplantes”, incluidos Taiwán, Israel, España e Italia. Otros siguen siendo cómplices de este crimen de lesa humanidad.

¿Genocidio?​

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Genocidio de 1948 define el genocidio como «actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso». El año pasado, el Tribunal de China -un tribunal independiente dirigido por Sir Geoffrey Nice QC- concluyó que la sustracción forzada de órganos se estaba llevando a cabo en China y lo había estado haciendo a escala masiva durante muchos años, y señaló:

“Hay un deber para quienes tienen el poder de iniciar investigaciones y procedimientos en tribunales internacionales o en la ONU para probar si se ha cometido un genocidio. Deben actuar inmediatamente para determinar la responsabilidad por cualquier acto contrario a las disposiciones de la Convención sobre el Genocidio».

El mismo Tribunal de China no llegó a la conclusión de que se estaba llevando a cabo un «genocidio» como tal, dado que la intención no es tan sencilla, ya que la sustracción forzada de órganos por parte del PCCh no se trata solo de eliminar a los practicantes de Falun Gong, uigures y otros, también sobre explotar económicamente, recaudando grandes sumas de dinero con sus órganos. En otras palabras, este componente económico «extra» para China funciona astutamente para obstaculizar la acusación directa de genocidio. En cualquier caso, el tribunal consideró a China como un «Estado criminal». La cuestión del genocidio aún no ha sido determinada por la ONU.

Complicidad estratégica​

El entusiasmo de continuar y ampliar el comercio con China tiende a hacer que sea demasiado incómodo para los gobiernos y el sector privado examinar adecuadamente las pruebas disponibles de la sustracción forzada de órganos. ¿Podrían actuar de otra manera si creyeran que la historia los vería debidamente avergonzados por este asunto? Parece que todavía siguen esperando salirse con la suya ignorando deliberadamente la evidencia, así como muchos gobiernos tildaron a Nelson Mandela de terrorista, y continuaron felizmente haciendo negocios con Sudáfrica, apoyando el régimen de apartheid. Tales estilos amorales/inmorales y egoístas de gobierno y negocios facilitan naturalmente los crímenes y, en última instancia, las atrocidades masivas.

Dada la falta de liderazgo moral en este tema por parte de los sectores políticos, ¿podría una protesta pública internacional cambiar la situación económica y, por lo tanto, el curso de esta situación monumentalmente vergonzosa? Seguro que sí. Pero quién sabe cuán fuerte, cuán efectivo, podría llegar a ser un grito así en este momento, en un mundo donde el discurso y la atención están tan ocupados con otras preocupaciones… Solo podemos empezar a investigar esto por nosotros mismos, y contarle a cualquiera que esté dispuesto a escuchar.

 


Los países que se unieron a la Iniciativa de la Franja y la Ruta del Partido Comunista Chino fueron devastados por el virus del PCCh, conocido también como el nuevo #coronavirus. España hizo una fuerte campaña a favor de esta iniciativa.

Muchos comentarios señalaron que la comunidad española de trasplantes de órganos que ayuda al PCCh a evadir las acusaciones internacionales sobre la sustracción de órganos vivos, es la principal causa de la pandemia en el país.

#España es uno de los países más afectados de Europa.

The Epoch Times se refiere al nuevo coronavirus, que causa la enfermedad COVID-19, como el virus del PCCh porque el encubrimiento y la mala gestión del Partido Comunista Chino permitieron que el virus se propagara por toda China y provocara una pandemia mundial.
 

Legisladores estadounidenses presentan ley para combatir sustracción forzada de órganos en China​

Un grupo bipartidista de legisladores estadounidenses presentó una legislación tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes para poner fin a la práctica estatal china de sustracción de órganos de prisioneros de conciencia.

“La sustracción de órganos es un acto atrozmente bárbaro e inhumano que no tiene cabida en nuestro mundo”, declaró el 9 de marzo el representante Chris Smith (R-N.J.), principal patrocinador del proyecto de ley en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, según un comunicado de su oficina.

“Debemos hacer más para poner fin a los horribles abusos cometidos por las bandas internacionales de traficantes de personas, las organizaciones terroristas e incluso algunos gobiernos —el régimen comunista de China en particular— quienes matan a personas inocentes y venden sus órganos para obtener beneficios”, añadió Smith.

“Nuestra legislación facultaría al Departamento de Estado de EE.UU. para identificar y exponer a los recolectores y traficantes de órganos de todo el mundo con el objetivo de castigar a los autores mediante sanciones efectivas y restricciones de viaje”, añadió.

La ley, denominada Stop Forced Organ Harvesting Act, autorizaría al gobierno estadounidense a denegar o revocar los pasaportes a las personas que se dediquen a la compra ilegal de órganos.

La Sección 301 de la Ley Nacional de Trasplantes de Órganos prohíbe el comercio y la venta privada de órganos humanos.

China fue uno de los principales destinos del turismo de trasplantes mientras Beijing promovía su relato en los periódicos estadounidenses de que los órganos procedían de donaciones voluntarias. El régimen chino anunció que dejaría de obtener órganos de presos ejecutados a partir del 1 de enero de 2015 y afirmó que se basaría en un nuevo sistema de donaciones voluntarias.

La afirmación de Beijing fue refutada por un informe de junio de 2019 publicado por un tribunal popular con sede en Londres. El informe concluyó, tras una investigación de un año, que la práctica declarada de sustracción forzada de órganos estaba ocurriendo a una “escala significativa” en China, siendo los practicantes de Falun Gong la principal fuente de estos órganos.

Los practicantes de Falun Gong, práctica espiritual también conocida como Falun Dafa, son objeto de persecución por parte del régimen chino desde 1999.

Además, la legislación obligaría al Departamento de Estado de EE. UU. a informar anualmente sobre la sustracción forzada de órganos en países extranjeros, y a identificar a los funcionarios y entidades extranjeras responsables de la sustracción forzada de órganos. Estos funcionarios y entidades podrían ser objeto de posibles sanciones estadounidenses en virtud de la legislación.

La legislación también prohibiría la exportación estadounidense de dispositivos de cirugía de trasplante de órganos a estas entidades extranjeras responsables.

El proyecto de ley, en la Cámara de Representantes (H.R.1592) fue copatrocinado por los representantes Thomas Suozzi (D-N.Y.) y Vicky Hartzler (R-Mo.), mientras que el proyecto de ley del Senado (S.602) fue presentado por los senadores Tom Cotton (R-Ark.) y Chris Coons (D-Del.).

“Hay cada vez más evidencias de que el Partido Comunista Chino ha extraído y sigue extirpando órganos de grupos religiosos perseguidos, prisioneros de conciencia y reclusos”, dijo Cotton en un comunicado.

“Este proyecto de ley identificará y castigará a los miembros del PCCh implicados en la sustracción forzada de órganos. Ya es hora de responsabilizar a Beijing de estos actos atroces”, añadió.

En la anterior sesión del Congreso, en diciembre del año pasado, se presentó una ley similar.

Este año, cuatro condados diferentes del estado de Virginia aprobaron resoluciones que condenan la sustracción forzada de órganos en China.

 

Terrorífico relato el revelado por un ex oficial de policía chino acerca de las sustracciones de órganos por parte del régimen comunista​

Hoy nos queremos hacer eco de una entrevista publicada por el digital estadounidense The Epoch Times con un ex oficial de policía chino, residente ahora en Estados Unidos, en la que cuenta las atrocidades perpetradas por el régimen comunista de aquel país y cómo sustraían los órganos de muchas personas a las que asesinaban para hacerse con sus órganos y comerciar con ellos.

Bob, ese es el seudónimo que utiliza este ex oficial de policía, cuenta, por ejemplo, algo que sucedió hace 20 años y de lo que él fue testigo directo: “Al sonido de los disparos, los prisioneros cayeron sin vida al suelo. Sus cuerpos, aún calientes, fueron llevados a una camioneta blanca cercana donde esperaban dos médicos vestidos de blanco. A puerta cerrada, los abrieron, los órganos tallados para la venta en el mercado de trasplantes”.

Recalca, además, que “la sustracción de órganos de los presos condenados a muerte era un secreto a voces” y reconoció haber sido un “participante involuntario en una cadena de suministro “industrializada” que convirtió a los seres humanos vivos en productos para la venta en el comercio de órganos. Los actores de esta macabra industria incluyen el sistema judicial, la policía, las prisiones, los médicos y los funcionarios del Partido Comunista Chino que emiten la directiva”.

Esa sustracción de órganos, ese “secreto a voces”, tal y como lo califica Bob, ha tomado especial relevancia en estos tiempos de “pandemia” en los que muchas personas han enterrado a sus seres queridos sin tan siquiera poder verles una vez fueron introducidos en el féretro. ¿Se imaginan la cantidad de sorpresas que muchos se podrían llevar si pudieran haber visto a quién han enterrado o incinerado y en qué condiciones estaban esos cuerpos?



 

Científicos e instituciones chinos involucrados en la sustracción de órganos recibieron millones del Dr. Fauci, según investigación​

Dos investigadores independientes publicaron un reporte en Gateway Pundit este viernes 26 de noviembre, en el cual aseguran que tanto los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y la oficina del Dr. Fauci, el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID) otorgaron decenas de millones de dólares a científicos e instituciones chinos involucrados en el crimen de la sustracción de forzada de órganos a personas vivas en China continental.

La investigación fue llevada a cabo por el Dr. Lawrence Sellin, coronel de la Reserva del Ejército de Estados Unidos retirado, veterano de Irak y Afganistán, dedicado a la investigación médica, farmacéutica y la Sra. Anna Chen, investigadora independiente del programa de armas biológicas del Ejército Popular de Liberación del PCCh, según su biografía de Twitter.

En su reporte, los investigadores afirman que los NIH y el NIAID del Dr. Fauci, financiaron investigaciones y el entrenamiento de científicos chinos en los Estados Unidos que trabajan para hospitales que en China participan de la sustracción forzada de órganos y están afiliados al Ejército Popular de Liberación (ELP) del PCCh que juega un rol central en estos crímenes.

Los crímenes de la sustracción forzada de órganos fueron denunciados inicialmente en 2006 por dos abogados canadienses, David Kilgour, ex secretario de estado de Asia Pacífico de Canadá y David Matas, abogado de derechos humanos mediante un extenso reporte titulado ‘Cosecha Sangrienta’.

Kilgour y Matas utilizaron las estadísticas de trasplantes del propio régimen comunista chino, realizaron llamadas a los hospitales preguntando por órganos ‘vivos’, sacaron capturas de pantallas de los avisos de los hospitales que en sus páginas web ofrecían órganos en ‘cuestión de días’ y tomaron testimonios de sobrevivientes de campos de concentración chinos que fueron testigos de cómo las prisiones y centros de detenciones extraían sangre y haciendo todo tipo de revisión médica a los prisioneros de conciencia para obtener los datos de la compatibilidad para un trasplante.

Los canadienses concluyeron que en China, el PCCh lleva a cabo la sustracción forzada de órganos de personas vivas para venderlos para trasplantes en gran escala, utilizando la logística e instalaciones militares y con la autorización de un juez.

En marzo de 2020, el Tribunal de China, formado por abogados y médicos de diferentes partes del mundo, llegó a las mismas conclusiones.

Las víctimas son principalmente practicantes de Falun Dafa, una disciplina de la Escuela Buda perseguida en China desde 1999, aunque reportes recientes indican que los uigures de la provincia de Xinjiang también son blanco de la sustracción de órganos.

Evidencia

Una científica de la Universidad de Columbia, Nueva York, Megan Sykes, publicó los resultados de una investigación científica en conjunto con Yong-Guang Yang, quien además de trabajar para la misma universidad, también es empleado del laboratorio de Regeneración y Trasplante de Órganos del Primer Hospital de la Universidad de Jilin, un instituto denunciado por participar en el crimen de la sustracción de órganos en 2014.

Ese estudio científico fue financiado por la subvención AI045897 del NIAID de Anthony Fauci y la subvención 1S10RR027050 de los NIH para el Núcleo de Citometría de flujo del CCTI.

Yong-Guang Yang comenzó a trabajar para el Primer Hospital de la Universidad de Jilin en 2010 y hasta el 2018 recibió 6.6 millones de dólares de los NIH.

En un estudio de 2011, también financiado por el NIAID, Yong-Guang Yang trabajó con Chunfeng Wang, de la Universidad de Jilin, colaborador del Instituto de Medicina Veterinaria Militar del Ejército Popular de Liberación (EPL), un centro supuestamente relacionado con el programa de guerra biológica de China.

En 2012, Yang comenzó a entrenar cirujanos del Primer Hospital de la Universidad de Jilin con el dinero de los americanos en la Universidad de Columbia, ciudad de Nueva York, lo que constituye una de las mayores preocupaciones de la ética médica.

A mediados de octubre de este año, el profesor Russell Strong, médico de renombre internacional especializado en trasplantes de órganos, advirtió a las instituciones médicas occidentales que deben prohibir la entrada y la formación de cirujanos chinos que, una vez adquiridos los conocimientos, regresan a China para participar en la extracción forzosa de órganos de personas vivas que se lleva a cabo bajo la supervisión y con la participación del aparato estatal chino.

El Dr. Russell Strong fue uno de los pioneros en el ámbito de los trasplantes y, ya en 1980, estableció un programa de trasplantes de órganos en el Hospital Princess Alexandra de Brisbane.

Realizó el primer trasplante de hígado con éxito en 1985 y dijo que recibió cientos de solicitudes de médicos chinos que querían formarse con él.

“Me negué a formarlos a menos que tuviera un documento firmado por su institución en el que se comprometieran a no volver a utilizar a los presos ejecutados como donantes de órganos”, dijo el profesor Strong. “Nunca recibí una respuesta, así que me negué a aceptarlos”.

Yong-Guang Yang también llevó a cabo un estudio científico con el EPL en 2018, financiado por las becas AI079087 y HL130724 de los NIH.

En 2019, Yong-Guang Yang se convirtió en miembro oficial del Laboratorio de Regeneración y Trasplante de Órganos, del Primer Hospital de la Universidad de Jilin; del Centro Internacional de Ciencia del Futuro; y del Laboratorio Nacional de Ingeniería Conjunta de Modelos Animales para Enfermedades Humanas de China (que llevan a cabo experimentos con animales y células humanas), todo ello mientras seguía siendo empleado de la Universidad de Columbia.

El reporte de los investigadores menciona la subvención AI 064569 del NIAID y 1S10RR027050 de los NIH de dos investigaciones de Yang y sus colegas en el Primer Hospital de la Universidad de Jilin.

Zhongke Bio-Engineering Co., Ltd

Según Gateway Pundit, Yong-Guang Yang se convirtió en asesor científico de la compañía Zhongke Bio-Engineering ubicada en la ciudad de Changchun, una empresa de biotecnología centrada en el trasplante y la regeneración de órganos.

En la compañía en su momento había dos oficiales de alto rango del EPL trabajando como asesores:

Ningyi Jin general de división del EPL y jefe del Instituto de Medicina Veterinaria Militar del EPL, cuyas actividades están relacionadas con el programa de guerra biológica de China.

Wei-min Wang General de División, del Comité Permanente del Comité de Ciencia y Tecnología Médica de la Región Militar de Guangzhou del EPL.

Mientras Yong-Guang Yang recibía fondos públicos de los organismos estadounidenses, también tenía decenas de posiciones como directivo de diversas entidades y ganó múltiples premios que en la sociedad china solo se consiguen al estar conectado con los altos rangos del PCCh.

Cabe mencionar que, según el experto en China, Larry Ong, el EPL es leal al exlíder del PCCh, Jiang Zemin, que se opone al actual líder Xi Jinping.

En 1999, cuando Jiang Zemin era el Secretario del Partido, lanzó la persecución de Falun Gong de forma unilateral y dio la orden de “difamar su reputación, llevarlos a la quiebra financiera y destruirlos físicamente”, por lo cual algunos analistas dicen que fue Jiang Zemin quien dio la orden secreta de comenzar a sustraer los órganos de los practicantes.

Bles contactó a la oficina del senador Rand Paul, quien previamente denunció en audiencias públicas al Dr. Fauci por haber financiado las investigaciones del Instituto de Virología de Wuhan que podrían haber dado como resultado el virus del Covid-19, con el reporte de Gateway Pundit pidiéndole si es posible verificar los hechos denunciados en este.